El huevo es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, pero la manera en que se cocina influye directamente en su valor nutricional. Algunos métodos de preparación pueden optimizar la absorción de nutrientes, mientras que otros pueden hacer que se pierdan compuestos esenciales o aumentar grasas innecesarias.
Consumir el huevo cocido (duro o escalfado) es uno de los métodos más saludables, ya que se conserva casi toda su proteína sin añadir grasas. Este tipo de cocción también minimiza la pérdida de vitaminas como la B12 y la D.
Por otro lado, los huevos revueltos y batidos suelen ser más sabrosos, pero al agregarles aceite o mantequilla, el contenido calórico aumenta considerablemente. Aún así, esta preparación es una buena opción si se busca un alimento fácil de digerir.
Para mejorar la absorción de ciertos nutrientes, como la biotina y la luteína, se recomienda cocinar los huevos a temperaturas medias. Esto preserva los compuestos beneficiosos mientras asegura una mayor digestibilidad y aprovechamiento de sus proteínas.





