El ministro de Salud provincial, Martín Regueiro, expresó su preocupación por la falta de dosis clave del Calendario Nacional, cuya provisión es responsabilidad del Gobierno central y no puede ser gestionada por la Provincia debido a la ley 27.491. “No están enviando el stock que necesitamos y no podemos comprarlas por una cuestión de política de Estado”, advirtió.
Regueiro explicó que la falta de provisión afecta a varias vacunas clave, entre ellas las destinadas a prevenir enfermedades como la meningitis, la gripe y el virus del papiloma humano (VPH). “Estamos recibiendo cantidades insuficientes o directamente no llegan, y esto nos obliga a priorizar grupos de riesgo y postergar la vacunación de otras personas que también la necesitan”, advirtió. Desde los centros de salud se reportan turnos reprogramados y largas listas de espera para acceder a las dosis disponibles.
La escasez ha generado preocupación en distintos sectores, desde pediatras y médicos de familia hasta organizaciones civiles que trabajan en la promoción de la salud pública. Especialistas advierten que la falta de vacunas puede provocar un retroceso en la cobertura poblacional y aumentar el riesgo de brotes de enfermedades prevenibles. “Si los niños y adultos no reciben sus vacunas a tiempo, estamos abriendo la puerta a rebrotes de patologías que estaban controladas”, alertó una fuente del sistema de salud neuquino.
Mientras tanto, desde el Gobierno nacional no han dado explicaciones claras sobre los motivos del retraso en la entrega. Si bien han mencionado problemas logísticos y administrativos, la falta de respuestas concretas aumenta el malestar en la provincia. “No podemos depender de la burocracia para algo tan esencial como la vacunación”, sostuvo Regueiro, exigiendo una solución urgente al problema.
Ante este panorama, la Provincia evalúa insistir con reclamos formales y presionar a Nación para agilizar la llegada de las vacunas. Sin embargo, si la situación no se revierte pronto, las autoridades advierten que podría haber un impacto directo en la salud pública, con consecuencias que podrían extenderse en el tiempo. La incertidumbre crece entre la población, que sigue esperando una respuesta mientras el reloj avanza y la protección contra enfermedades queda en suspenso.
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