Entre discusiones internas, diferencias entre dirigentes y falta de definiciones sobre quiénes encabezarán las listas, el PJ neuquino sigue sin consolidar una estrategia clara. La reciente baja de Godoy, la ruptura del partido de Quiroga y el intento por nacionalizar el escenario tras la condena a Cristina Kirchner profundizan la incertidumbre. En paralelo, la elección avanza hacia una polarización marcada entre La Neuquinidad y La Libertad Avanza.
El peronismo neuquino atraviesa una etapa de indefiniciones y fracturas internas que le impiden consolidar una estrategia competitiva de cara a los próximos comicios. Las tensiones entre sectores, la falta de liderazgo claro y la reciente baja de Darío Martínez como posible cabeza de lista exponen la dificultad del PJ para construir una propuesta sólida. A esto se suma la salida del partido de Ramón Rioseco, quien decidió ir por afuera con el sello de Kolina, profundizando la fragmentación del espacio.
En medio de este escenario, algunos referentes apuestan a nacionalizar la campaña tras la condena a Cristina Kirchner, buscando recuperar mística y reordenar fuerzas detrás de una narrativa de defensa del peronismo a nivel federal. Sin embargo, el impacto de esa estrategia aún es incierto en una provincia que históricamente tuvo autonomía respecto al armado nacional y donde la figura de la expresidenta no garantiza cohesión ni votos.
Mientras tanto, el escenario electoral en Neuquén se encamina hacia una fuerte polarización entre La Neuquinidad —con el oficialismo provincial como principal actor— y La Libertad Avanza, que intenta captar el voto opositor. En ese contexto, la dispersión del peronismo aparece como una desventaja frente a estructuras más organizadas y con mayor capacidad territorial, dejando al histórico partido sumido en una crisis de identidad y conducción.






