Frente a las dificultades nacionales, el gobernador subrayó la importancia de una gestión activa y comprometida, que avanza sin detenerse, con decisiones firmes y el esfuerzo constante de quienes construyen Neuquén día a día. Como afirmó, “no hay lamentos, hay decisión”.
Durante su discurso, quedó claro que esta gestión no pretende copiar recetas ajenas, sino que se basa en lo que Neuquén es, en lo que su gente representa. Por eso, las políticas públicas se orientan a potenciar el capital humano, ampliar derechos y garantizar que el desarrollo llegue a todos los rincones del territorio provincial.
El gobernador remarcó que en tiempos de incertidumbre nacional, la respuesta es redoblar el compromiso con una provincia autónoma y activa. La Neuquinidad, entendida como una forma de hacer, pensar y vivir, se transforma así en la base de una gestión que se atreve a innovar sin perder sus raíces.
Los avances en educación técnica, conectividad, salud y obra pública no son hechos aislados, sino parte de una planificación coherente con esa identidad. Cada acción se vincula a una visión integral de provincia: inclusiva, productiva, sustentable y con visión de futuro.
Al recuperar con fuerza el concepto de Neuquinidad, Figueroa demuestra que gobernar también es reconocer lo que somos para construir lo que podemos ser. La gestión cobra así un sentido profundo, guiada por valores que trascienden coyunturas y proyectan a Neuquén con orgullo y pertenencia.






