Con casi 80 años de trayectoria, la emblemática firma de juegos vuelve a Buenos Aires con un concepto que une innovación, tecnología y el encanto de los recuerdos.

Sacoa vuelve a brillar. Los sonidos de los juegos, las risas y la atmósfera vibrante de los antiguos salones regresan con una propuesta que mezcla pasado y futuro. “Estamos muy emocionados. Es un proyecto distinto, pero mantiene la esencia de siempre: diversión, familia y encuentro”, expresó Martina Mochkovsky, directora de marketing y bisnieta del fundador.

La historia de Sacoa es también la de una familia que hizo del entretenimiento una herencia. Todo comenzó en Mar del Plata, a fines de los años 40, cuando Mauricio Mochkovsky, un inmigrante lituano, descubrió las fonolas y decidió probar suerte colocando una en un café. El éxito fue inmediato. Con el tiempo, su hijo Jorge impulsó la expansión y bautizó la marca con el acrónimo “Sociedad Anónima Constructora de Obras y Afines”, origen del mítico nombre. En los 90, Sacoa marcó un hito al crear el primer sistema de tarjetas electrónicas del mundo para reemplazar las fichas.

Hoy, bajo la conducción de Paul y Martina Mochkovsky, la empresa busca reconectar con el público porteño a través de sus locales en el DOT y Recoleta Mall. “Queremos que la gente vuelva a compartir momentos, que los chicos descubran los juegos de sus padres y que los grandes revivan su infancia”, explicó Martina. Con la promesa de traer de regreso los clásicos y nuevas experiencias, Sacoa reafirma su lugar en la memoria emocional de varias generaciones.

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