La causa penal que investiga la muerte de Diego Maradona volvió a sumar tensión con un nuevo capítulo: los abogados de la querella solicitaron la detención de Julieta Makintach, la exjueza que intervino en el proceso y que fue destituida hace pocos días. El planteo se sostiene en la sospecha de que su conducta habría afectado el desarrollo del juicio y que, ya sin fueros, podría entorpecer lo que resta del expediente.

Según la presentación, Makintach habría tenido intervenciones que exceden su rol institucional, entre ellas la participación en la filmación de un documental mientras se llevaba adelante el juicio. Para los querellantes, la elaboración de ese material audiovisual y ciertos contactos posteriores con personas vinculadas a la causa configuran comportamientos incompatibles con la neutralidad que debía mantener.

El escrito también menciona episodios que, a criterio de la querella, muestran un intento de influir en quienes declararon o iban a declarar ante la Justicia. Hablan de mensajes, comunicaciones inesperadas y actitudes interpretadas como presión o seguimiento indebido. Todo esto se presenta como parte de un patrón que justificaría una medida restrictiva.

La destitución de Makintach por parte del jury de enjuiciamiento funciona como un antecedente fuerte dentro del pedido: los abogados sostienen que ese fallo ya reconoció un accionar que puso en riesgo la integridad del proceso y que ahora, en libertad y sin respaldo institucional, podría repetirse o agravarse. Por eso consideran necesaria su detención preventiva mientras continúa la investigación.

El pedido quedó ahora en manos del juez de garantías, quien deberá decidir si corresponde avanzar con la medida o tomar una alternativa menos severa. La causa, que desde hace tiempo combina tensión judicial y repercusión pública, vuelve a situar en el centro a una exfuncionaria cuya actuación sigue generando polémica, incluso después de haber sido apartada de su cargo.

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