“En este gobierno reconocemos el trabajo, la entrega y el honor de quienes defienden a la Patria”, afirmó el ministro de Defensa tras realizar la Entrega de Sables junto al Presidente en el Salón Blanco de la Casa Rosada el martes por la mañana, donde el Comandante en Jefe otorgó los atributos a 35 generales, almirantes y brigadieres.
La ceremonia de Entrega de Sables realizada en el Salón Blanco volvió a instalar a las Fuerzas Armadas en un lugar de centralidad protocolar y simbólica dentro de la agenda oficial. Con un acto austero pero cargado de gestos, el ministro de Defensa destacó que la decisión política de avanzar con los ascensos sin demoras formó parte de una reparación largamente reclamada dentro de la estructura militar. Su referencia al “fin del destrato” apuntó a marcar un contraste con administraciones anteriores y a subrayar una nueva etapa en la relación entre el Poder Ejecutivo y la institución castrense.
Durante el evento, Petri insistió en que el reconocimiento no es solo ceremonial. Reivindicó el compromiso profesional de los cuadros superiores y la importancia de consolidar una conducción civil que valore la formación, la disciplina y la responsabilidad operativa de quienes integran la fuerza. El ministro remarcó que este tipo de actos no deben entenderse como un trámite administrativo, sino como un momento donde se visibiliza la trayectoria de cada oficial y se refrenda el contrato institucional entre la Nación y su estructura de defensa.
El Presidente fue el encargado de entregar personalmente los sables a los 35 generales, almirantes y brigadieres que recibieron sus nuevos atributos. Ese gesto buscó reforzar el vínculo directo entre la conducción del Estado y el mando militar, en un contexto donde el Gobierno intenta reposicionar el rol de las Fuerzas Armadas dentro del esquema estratégico nacional. La imagen del Comandante en Jefe otorgando uno por uno los símbolos de jerarquía buscó transmitir un mensaje claro de respaldo político.
Petri, por su parte, subrayó que el reconocimiento no se agota en el ascenso, sino en la construcción de una cultura institucional donde la defensa se piense como política de Estado. Habló de profesionalismo, de planificación a largo plazo y de la necesidad de fortalecer capacidades estratégicas para que el país tenga un sistema de defensa moderno, eficiente y acorde a los estándares internacionales. También remarcó que este tipo de decisiones se inscriben en un proceso de “normalización” que el Gobierno considera prioritario.
El acto concluyó con un mensaje dirigido a los nuevos oficiales superiores, invitándolos a asumir sus responsabilidades con liderazgo y compromiso. La puesta en escena, pensada para subrayar orden, jerarquía y reconocimiento, buscó enviar una señal tanto puertas adentro como hacia la sociedad: que el Gobierno pretende recuperar una relación estable, respetuosa y sostenida con las Fuerzas Armadas, y que la entrega de sables es un hito dentro de ese camino.






