Especialistas recomiendan esperar varios meses tras la lactancia y realizar una evaluación emocional antes de optar por intervenciones mamarias.

El proceso de maternidad provoca cambios profundos en el cuerpo de la mujer, y la recuperación del contorno corporal —en especial de las mamas— se ha convertido en una consulta frecuente dentro de la cirugía estética. En Argentina, el aumento mamario representa el 13,7% de las intervenciones estéticas, seguido por el aumento de labios y la liposucción, según datos de la ISAPS.

Profesionales del sector subrayan que cualquier cirugía posparto debe realizarse tras un período de espera prudencial. El cirujano plástico Juan Manuel Seren explicó que la primera condición es la finalización completa de la lactancia y un lapso posterior de entre seis y ocho meses para permitir que los tejidos se desinflamen y se estabilicen.

La intervención más común en esta etapa es la mastopexia de aumento, un procedimiento que deja cicatrices permanentes. Por ese motivo, la evaluación psicológica suele ser clave para determinar si la paciente está lista para aceptar los cambios definitivos. Seren recordó que la cicatrización depende de factores genéticos y destacó la importancia de los cuidados posoperatorios.

Entre las innovaciones recientes, los especialistas destacan el uso de mallas reabsorbibles que actúan como un “corpiño interno” y mejoran el soporte del polo inferior de la mama sin incrementar los riesgos quirúrgicos. Esta técnica busca mayor seguridad y resultados más duraderos.

El campo de la cirugía plástica evoluciona hacia procedimientos menos invasivos y de rápida recuperación. La tendencia se orienta a personalizar los tratamientos, minimizar el trauma quirúrgico y utilizar materiales biocompatibles, siempre priorizando la seguridad y el bienestar de las pacientes.

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