La llegada del buque Billion Star con 10.000 toneladas de caños trajo trabajo y movimiento para las familias de la zona. Con el Estado siguiendo cada paso y la ley 80/20, que exige que la mayoría de los puestos sean para trabajadores de Río Negro, la provincia se asegura de que este proyecto deje beneficios reales para la gente y que cada avance se note en la vida diaria de las comunidades.
El movimiento en el puerto San Antonio Este volvió a poner en escena la magnitud del proyecto de Gas Natural Licuado y el impacto que genera en la dinámica local. La operación logística desplegada para la descarga de materiales activó a decenas de equipos, desde estibadores hasta transportistas, y dejó ver una coordinación que combina presencia estatal, inversión privada y un control riguroso de los procesos. Para los habitantes de la zona, este tipo de actividades marca un pulso distinto en la economía cotidiana.
Desde el Gobierno provincial destacan que la aplicación estricta de la ley que prioriza la contratación de mano de obra local se transformó en un componente central del proyecto. Las distintas etapas de las obras muestran que trabajadores de San Antonio, Las Grutas y localidades cercanas participan de manera directa en las tareas operativas. Esta presencia local no solo fortalece el empleo, sino que también promueve una transferencia de conocimientos que quedará disponible para futuros desarrollos productivos.
La llegada del material importado, explican autoridades portuarias, inaugura una fase más intensa del cronograma de trabajo. Con el arribo de los caños y equipos asociados, comienzan a calibrarse los movimientos de transporte hacia los puntos donde se desplegará la infraestructura principal. Este proceso requiere una logística precisa, controles constantes y una planificación que evite interferencias con la actividad pesquera y turística que convive en el área.
En paralelo, el sector energético continúa aportando recursos y asistencia técnica para cumplir con los estándares exigidos por el proyecto de GNL. Consultores, especialistas en seguridad industrial y equipos de ingeniería trabajan junto a la provincia para garantizar que cada avance se ejecute bajo parámetros internacionales. La articulación público-privada, remarcan, se sostiene en un esquema de responsabilidades claras y un monitoreo permanente de resultados.
Las comunidades cercanas al puerto siguen con atención cada movimiento, conscientes de que el desarrollo de esta obra puede redefinir el perfil económico de la región. Comerciantes, prestadores de servicios y familias que dependen de la actividad portuaria ven en el avance del proyecto una oportunidad para diversificar ingresos y consolidar empleos estables. A medida que el cronograma avance, la expectativa es que los beneficios se multipliquen y que el impacto positivo se distribuya de manera amplia en todo el corredor rionegrino.






