La iniciativa contempla una asignación histórica destinada a sostener salarios y servicios esenciales, junto con la construcción y mejora de establecimientos en distintos puntos de la provincia, acompañando el crecimiento de la matrícula y la demanda en cada comunidad.

El envío del proyecto a la Legislatura llega con un mensaje político claro: no se trata solo de “gastar”, sino de sostener un sistema grande y diverso que funciona todos los días, desde jardines hasta escuelas técnicas, en ciudades y parajes. En términos operativos, la educación provincial involucra a cientos de miles de estudiantes y a una red extensa de instituciones que requieren planificación constante para garantizar clases, servicios y condiciones adecuadas en cada rincón del territorio.

En esa línea, el esquema presupuestario no se limita al componente salarial. La propuesta incorpora recursos para aspectos que impactan de manera directa en la vida cotidiana de las familias, como los comedores escolares, el transporte educativo y la logística necesaria para asegurar la continuidad del ciclo lectivo, especialmente en zonas rurales o de difícil acceso. Son partidas que, aunque menos visibles, resultan clave para que el sistema funcione de manera sostenida.

La infraestructura aparece como otro eje central. El presupuesto contempla nuevas obras y mejoras edilicias en distintos puntos de la provincia, con el objetivo de acompañar el crecimiento de la matrícula y atender demandas históricas de mantenimiento. Aulas, ampliaciones y refacciones forman parte de una estrategia que busca evitar la saturación de los establecimientos y mejorar los entornos de aprendizaje sin concentrar las inversiones solo en los grandes centros urbanos.

Este enfoque se articula, además, con una planificación más amplia de la obra pública provincial. La inversión educativa se integra a un esquema que también prioriza rutas, hospitales, servicios básicos y conectividad, entendiendo que la escuela no funciona de manera aislada. Mejor infraestructura vial, acceso al agua y servicios de calidad impactan directamente en la asistencia, la permanencia y el desempeño escolar.

En conjunto, el Presupuesto 2026 refleja una gestión que opta por ordenar prioridades y sostener políticas de largo plazo. Lejos de medidas aisladas, la educación se presenta como un eje estructural, con recursos destinados a garantizar previsibilidad, responder a las demandas de cada comunidad y consolidar un sistema que crece sin perder funcionamiento ni calidad.

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