Un informe preliminar reveló fallas operativas y obstáculos en el aeropuerto donde murieron dos tripulantes de un vuelo privado.

A un año del accidente aéreo ocurrido en el Aeropuerto Internacional de San Fernando, en el que murieron dos personas, el caso sigue marcado por interrogantes y conclusiones preliminares que generaron preocupación en el ámbito aeronáutico.

El siniestro se produjo cuando un avión Bombardier Challenger, que realizaba un vuelo privado desde Punta del Este, se despistó al aterrizar. Como consecuencia del impacto fallecieron el piloto Martín Fernández Loza, de 46 años, y el copiloto Agustín Orforte, de 35.

De acuerdo con el informe preliminar conocido a comienzos de 2025, la aeronave terminó detenida a unos 230 metros del extremo de la pista y a aproximadamente 30 metros del alambrado perimetral del aeropuerto. El documento también detalló que el aeropuerto contaba con los medios técnicos necesarios para la extinción de incendios al momento del hecho.

Según se indicó, la terminal tenía asignada la categoría correspondiente, con autobombas operativas, reservas de agua, espuma y polvo químico seco, además de dos camiones listos para intervenir ante emergencias.

No obstante, el informe advirtió que en el área del Servicio de Salvamento y Extinción de Incendios había aeronaves en desuso que obstaculizaban el desplazamiento rápido de los vehículos de bomberos, lo que habría afectado la respuesta ante el accidente.

En ese sentido, se recordó que la Policía Federal Argentina ya había notificado a la Administración Nacional de Aviación Civil, en octubre de 2024, sobre la presencia de esos obstáculos. La aeronave siniestrada había realizado ese mismo día dos vuelos: uno con pasajeros hacia Uruguay y el regreso a San Fernando únicamente con la tripulación.

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